FOTOGRAFIANDO RAPACES
Este artículo, es un breve resumen general sobre la obtención de fotografía
de rapaces en total libertad con aguardo.
Detallar el proceso, sería muy extenso, además de lo variado de las
opciones que hay. Además, seguro que serían muchos los detalles que podrían
quedar olvidados a la hora de hablar sobre cómo conseguir imágenes de rapaces,
por cuenta propia.
Evidentemente, acudir a un Hide (aguardo) de pago, facilita mucho las
cosas, sobre todo, a toda aquella persona que no dispone de un lugar donde
llevar a cabo todo el trabajo que se requiere, ni dispone del tiempo necesario
para ello.
- · Lo primero que debemos hacer, y lo más importante, es el trabajo de campo.
- · Lo segundo, una vez localizado el lugar, pedir los permisos oportunos.
- · Y lo tercero, ponerse manos a la obra y ser pacientes.
En cuanto a lo primero, no podemos intentar fotografiar una rapaz, donde no
la hay. Es evidente. En consecuencia, debemos localizar mediante observación,
donde vuelan, donde suelen localizarse, y si es posible, zonas donde tienen
posaderos naturales, donde cazan etc. Es un periodo para disfrutar del campo y
cuanto nos ofrece.
Hay que observarlo durante un tiempo. Debemos
estar seguros de que esa zona es la adecuada, la que ellas habitan. De nada
sirve una ubicación ocasional o fortuita.
Una vez decidido, debemos geolocalizar el lugar, para pedir los permisos
oportunos. En ellos, se aclara que especie nos interesa en esa zona, que lugar
exacto es el que se va usar para ello, y que tipo de ceba utilizaremos.
Normalmente, se ceba con conejo en percha. O sea, en una rama, o árbol
normalmente despejado, que se preste bien a ello.
Esto es imprescindible, pues sin permisos, podríamos tener problemas con
las autoridades, que conviertan un trabajo de disfrute y respeto por la
naturaleza en todo lo contrario. Por lo tanto, es algo que debe hacerse.
No hace falta decir, que hay que sumar a lo dicho el tener siempre presente
el código ético del fotógrafo de naturaleza, y respetar todo cuanto el propio
sentido común nos dicta. Nunca interferir en anidamientos, ni invadir espacios
que estresen o molesten a los animales. El modus operandi de todo fotógrafo de
naturaleza, debe ser, si es posible, ver sin ser visto. Dejarse invadir por el
entorno, interfiriendo lo menos posible.
Primero decidimos que tipo de aguardo usaremos. Portable, natural, fijo,
para unas dos tres personas… En este caso, para 2-3 personas.
Hay distintas formas de elaborar un hide de este tipo. Madera, incluso de
obra, o, por ejemplo, con espuma proyectada, que es el caso que nosotros
usaremos.
Normalmente se usa una superficie o “caja” de tablero fino o cartón
resistente, sobre la que proyectar la espuma para que obtengamos la forma
deseada, una vez endurecida. La pintaremos mimetizando en lo posible con el
entorno sobre el que estará ubicado. Y en su interior, siempre de oscuro.
Posteriormente, ha de recortarse con un serrucho manejable o similar el
hueco para la ventana, la puerta, y lo que consideremos necesario. Elementos
que colocaremos una vez ubicado en su destino final, fijándolas de nuevo con
más espuma y unas bisagras adaptadas, aunque antes probaremos en casa para
evitar sorpresas.
De todas formas y sea como sea, ropa oscura y nada de brillos, siempre.
Es la parte más emocionante. Sin duda.
Es importante, observar muy bien cuando vayamos a
entrar al hide, que no vuelen, o estén posadas donde puedan vernos. No acercar
coches, etc. No hacer ruido, ni alterar nada del entorno. Algunas, si las
asustas o espantas, no volverán. Y una vez dentro, silencio, pues verte, quizás
no te vean, pero oírte… Moverse lo menos posible, y sin brusquedad (sobre todo
en cristal no muy reflectante) y estar muy atento. Suelen volar o sobrevolar
antes de entrar, y suelen tener querencia a una zona en concreto y a ciertas
horas.

Tenerlas a esas distancias, es un placer visual.
Es muy importante no utilizar “nada” que pueda
dañar al ave, ni elementos que puedan ser lesivos o dañinos para ellas, así
como nada que pueda tragar que no sea el propio cebo. Nada que pueda poner en
peligro al ave. No olvidemos, que estamos ante aves protegidas, o al menos animales
salvajes con muy poco o ningún contacto con el humano. Parte del placer de
fotografiarlas, es saber que mañana, seguirán estando ahí.
Fotos estas cuatro últimas tomadas de la primera sesión fotográfica realizada tras poner en marcha el
aguardo, una vez asegurada la entrada continuada de fauna del entorno. ¡Todo un
éxito para ser fotografiado todo esto en la misma jornada, y tratándose de las
especies de que se trata!
Aunque no nos hagamos falsas ilusiones. En las jornadas fotográficas, hubo
éxitos y momentos de gran disfrute y consecución de imágenes, pero también, alguna
jornada en blanco. El campo, es así, y eso, también, forma parte de su encanto.
Ángel Cañones - Febrero de 2018.
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